El recuerdo está fresco en mi mente: estaba en cuarto año del secundario y era 1970. Viajaba en el 99 hacia el centro, rumbo al colegio. Entre las caras semidormidas de las siete de la mañana, el mío era un rostro refulgente, porque en una cassettera Crown, con aquellos viejos audífonos blancos con forma de bellota ?y sonido rigurosamente monoaural- escuchaba embelesado ?Stand Up?, el segundo álbum de Jethro Tull.
En aquellos días no era nada fácil tener acceso a un disco inédito en la Argentina. Había que encargarlo en un local de la Galería Alvear o en el naciente El Agujerito de la calle Florida y esperar unas cuántas semanas a que llegase. O de lo contrario, tener algún amigo pudiente que viajara al exterior y trajera la ambicionada placa. Aunque sea que lo trajera para él, porque uno se conformaba con poder grabarlo con aquella tecnología por entonces de punta que era el cassette. Yo a esa altura -y gracias a la librería Rodríguez de la calle Sarmiento entre Suipacha y Esmeralda- conseguía algunos diarios de música ingleses, como el New Musical Express y el Melody Maker. Claro que llegaban por barco, o sea que las noticias tenían noventa días de demora pero ¿qué importaba? Gracias a esas mágicas páginas que todavía leía en inglés con cierta dificultad podía enterarme de los nuevos grupos que le estaban cambiando la cara al rock inglés. Bandas como Fleetwood Mac, Led Zeppelin y Jethro Tull. Así me enteré de la existencia de ?Stand Up? y mi compañero de división Miguel se encargó de conseguir una copia inglesa que todos los rockeros del cuarto año turno mañana del Carlos Pellegrini pasamos a grabar inmediatamente. Un año más tarde, para nuestra felicidad, ?Stand Up? se editaría en Argentina. ¡Qué felicidad fue ver por fin en nuestras bateas la bella tapa del artista plástico neoyorquino Jimmy Grashow!
El caso de Jethro Tull era especial porque si uno escuchaba su primer álbum, ?This Was?, de 1968, se sentía tentado de incluirlos en la segunda camada de blues inglés, junto a Fleetwood Mac, Savoy Brown, Chicken Shack y Ten Years After, grupos que le habían dado un sesgo progresivo al viejo género. Pero ya desde el vamos se notaba que Jethro se iba a disparar en otra dirección. Se notaba en sus desvíos hacia el jazz y hacia el folk. No fue extraño, pues, que tras ese primer esfuerzo grupal haya habido desavenencias en el seno de la banda: el guitarrista Mick Abrahams quería profundizar el camino del blues, mientras que el cantante, multiinstrumentista, compositor y líder de facto, Ian Anderson, quería darle a Jethro una impronta mucho más abarcativa y menos rígida. En lugar de Abrahams, entró Martin ?Lancelot? Barre (y llegó para quedarse, como que aún ocupa el sitial de primer guitarrista, cuarenta y dos años después), y la base rítmica se mantuvo con Glen Cornick en el bajo y Clive Bunker en batería. Este cuarteto grabaría el siguiente álbum, uno de los grandes clásicos de rock de todos los tiempos. Se llamó ?Stand Up? y apareció en Inglaterra el 1º de agosto de 1969.
Lo primero que impacta es la riqueza y la variedad de la música. ?A new day yesterday? señala el principal vínculo con el pasado, ya que presenta el álbum a través de un blues bien pesado. Enseguida, sin embargo, conocemos la nueva veta folk de la banda, a través de los aires folk de ?Jeffrey goes to Leicester Square? y del barroquismo clásico de ?Bourée?, adaptado de una conocida pieza de J. S. Bach. Y aquí sorprende el otro elemento central a Jethro Tull, que ya se astisbaba en el debut y se confirma en este sucesor: la notable probidad instrumental de los cuatro músicos, en particular de Anderson, quien se multiplica en flautas, instrumentos de cuerda y teclados. Otra faceta destacable es la poesía de las letras, que junta romanticismo con reflexiones existenciales curiosamente maduras para un músico que aún no alcanzaba la treintena. Los climas cambiantes son otro elemento que hace al encanto de ?Stand Up?. La calma pastoril de ?Into the sun? y ?Back to the family? resaltan frente al desenfreno de ?Nothing is easy? y el vértigo de ?For a thousand mothers?; el swing folky humorístico de ?Fat man?, la suntuosidad orquestal de ?Reasons for waiting? y la irresistible melancolía de ?We used to know?.
Ya era un gran disco por donde se lo mire pero ahora, por una vez, se justifican plenamente los desvelos de las discográficas por hacernos comprar de nuevo el disco que ya tenemos. Porque el ?Stand Up? remasterizado de reciente edición no sólo suena extraordinariamente bien, sino que el material extra es oro puro. Para comenzar, la edición original ha sido extendida a 3 CDs, por el precio de un solo CD nuevo. El primer compacto trae la edición original de ?Stand Up? más varios bonus tracks de la época, como ?Living in the past?, ?Driving song? y ?Sweet dream?, además de cuatro grabaciones de temas del álbum realizadas para la cadena radial británica BBC poco antes de que apareciese el disco.
El CD número dos contiene diez temas grabados durante una presentación de Jethro Tull con la misma formación, más el agregado de John Evan en órgano Hammond, en 1970 en el Carnegie Hall de Nueva York. Aquí hay temas de ?This Was?, de ?Stand Up? y del siguiente (y también notable) álbum del grupo, ?Benefit?. Impecable musicalidad y un sonido muy decoroso para los estándares de la época.
El tercer disco de la edición está pensado principalmente para audiófilos consumados, ya que se trata de un DVD de audio solamente, con la misma presentación del Carnegie Hall pero en formado 5.1 surround sound. Contiene, además, como bonus, una entrevista con Ian Anderson realizada en Londres en 2010.
Una verdadera obra de arte, corregida y aumentada. ¡Ah! y encima las figuritas de los cuatro músicos ¡se paran a saludar como en el original inglés!